¡Hola,
gente!
Después de
unas entradas con vídeos humorísticos, vuelvo con un libro que me
ha encantado.
A algunos os
gustará, otros diréis “uy, que miedo”, aunque no sea de miedo
(y me encantará leerlo). Otros, con el centro de mando más maduro
para molestarse en leer este tipo de libro, pensarán “Y, esto te
ha gustado?” (Y me encantará leerlo).
¡Pasen y
vean la reseña de Mr Mercedes!
Justo antes
del amanecer, en una decadente ciudad americana, cientos de parados
esperan la apertura de la oficina de empleo para reclamar uno de los
mil puestos de empleo que se han anunciado. Han hecho cola durante
toda la noche.

Meses
después, Bill Hugugues, un policía jubilado que sigue obsesionado
con este caso sin resolver, recibe una carta anónima de quien se
declara culpable de la masacre.
Brady
Hastfield vive con su madre alcohólica en la casa donde nació.
Disfrutó tanto de aquella sensación de muerte bajo los neumáticos
del Mercedes que ahora quiere recuperarla.
No sabéis
cuantas ganas tenía de leer este libro, como seguidor aférrimo de
King que soy. Sin faltar para nada a la verdad, os diré que el
libro en sí me ha encantado.
Una trama
bien construida, sin final delirante y gran maestría a las teclas.
(La gente suele usar la palabra pluma, pero, la verdad es que no me
imagino a ningún escritor de hoy en día escribiendo un mazacote de
cuatrocientas y pico páginas a mano). Eso es lo que ha usado Stephen
King para adentrarse en el mundo de la novela negra y de paso,
cogernos a nosotros de la mano e invitarnos a viajar con él por este
género. Y, lo ha hecho muy bien, para ser la primera novela del
escritor en este tipo de tramas.
Lo más
llamativo de toda la novela, para mí, claro está, es la facilidad
con la que King se desenvuelve para adentrarnos en la mente de cada
personaje, consiguiendo que tomes partido por unos y odies a otros.
He leído reseñas en las que se dice que esta estrategia literaria
no es buena porque no te deja a ti, como lector, tomar partido o
sentir algo parecido a las dudas por el “malo”. Pero, yo, en este
caso, no estoy de acuerdo.
Dejando este
tema de lado, que bien podría servir para uno de los vídeos de la
sección “Cuarto Tocho”, vamos a hablar de la novela, que es para
lo que habéis venido a leer esta entrada.
Brady
Hastfield, “El Asesino del Mercedes”, es la personificación del
mal que habita en el ser humano. A él le da igual todo. No le
importa lo que puedan sentir las personas de su alrededor. Nadie está
a salvo de una mente enferma como la suya. Vecinos, clientes de la
tienda de informática donde trabaja por la mañana, niños clientes del camión de helados donde trabaja por la tarde, ni su hermano
pequeño, ni su madre. A él sólo le importa él mismo. Con lo cual,
para mí es el cabrón perfecto.
Luego,
tenemos como personajes principales a Bill, el poli jubilado que
recibe el anónimo en forma de carta (que no de Mail, como ya viene
siendo habitual en la vida real y en todas las novelas). Este hombre,
de no haber sido por Brady, ya se hubiera pegado un tiro y muerto del
asco incluso antes de que King escribiera la novela y se inventara
este personaje. Pero resulta que el asesino le da vidilla y lo pica
para que lo intente atrapar.
¡Mire que
bien, oiga! Brady mata a ocho personas en la cola del INEM, pero
salva a uno de que se coma un pedazo de plomo mientras ve el
“Sálvame” en su su casa, que supongo que, allí en América, se
llamaría “Save Me Deluxe” y estaría presentado por alguien
llamado George Xavier Basket Case o Peace Pardilla”.
Después,
tenemos al clásico personaje joven simpático de color que se dedica
a cortar el césped de los vecinos para sacarse algún dinerillo y,
así, poder ponerse en peligro a él mismo y, ya de paso, a su
hermana pequeña comprando helados al cabrón de Brady. Claro, que
hay que decir que el chico joven, llamado Jerome, no tiene ni idea
del peligro que corre al ir a por un cucurucho de chocolate con
vainilla y pedacicos de almendra por encima.
Seguimos el
recorrido de los personajes con Holly.
Holly es,
sin lugar a dudas, mi favorita. Una mujer de unos 40 años con
problemas mentales y controlada por una madre materialista a la que
sólo le importa el dinero y... Y nada más.
Bueno, pues
Holly, que tiene sus traumas y sus cosillas, para mí, es la más
espabilada. Sin la cual, el poli retirado y el cortacespista no
habrían llegado a resolver el caso. Así que, en definitiva, con sus
locuras, trastornos compulsivos y neuras, es la lista del grupo, la
que aporta soluciones y la que no está dispuesta a rendirse por nada
en el mundo.
Por último,
y sin menospreciar a la hermana de la legitima dueña del Mercedes,
siempre hablando de personajes principales, ( Y aunque no lo sea
tanto), me ha llamado la atención la madre de Brady, a la que salvo
en dos ocasiones, a lo sumo, encontramos durrmiendo la mona o
borracha hasta límites indiscriminados.
¿Entonces,
por qué me llama tanto la atención este personaje?
Dejaré que
lo descubráis junto con toda la trama, de la que, si os habéis
fijado, no os he contado nada. Y voy a seguir así. Sin soltar
prenda, para que disfrutéis tanto como yo de este libro, del que me
enteré tarde de que era el inicio de una trilogía.
¡Sí! Otra
trilogía más para esta moda de sagas que se impuso hace ya algún
tiempo y que aún no ha cesado.
Pero no os
preocupéis, queridos BookCyFeRiNoS, que el caso se resuelve al final
del libro.
Antes de que
termine de escribir esta reseña, os prevengo: En este libro no hay
fantasmas ni sucesos paranormales. Es una novela negra. No hay
fantasmas, (o casi).
Cosas malas
del libro.
Sólo le he
encontrado una y es que... Después de que el poli jubilado haya
metido a Jerome y a Holly en todo este lio, a King se le ocurre la
genial e inmensa idea de que al jubileta le..
Fin de la
reseña.