Reseña: Caballo de troya

¡Hola a todos!

Después de estas mini-vacaciones blogueras de, más o menos, quince días, regreso con la reseña correspondiente al libro “Caballo de Troya 1”, para el que, como sabéis, los blog Todos mis libros y BookCyFeR os propusimos una lectura conjunta.

Pues bien. Aquí está mi reseña.

El investigador español J.J. Benítez es contactado por un individuo autodenominado “El mayor”, quien resulta ser un antiguo agente de la USAF.

Tras la muerte de este misterioso personaje, Juan José Benítez es conducido, a través de acertijos, hasta un manuscrito cuyo contenido resulta ser el testimonio de “El mayor” como participante en un proyecto ultra secreto denominado “Caballo de Troya”.

Básicamente, el proyecto consiste en la creación y puesta en marcha de una máquina del tiempo que llevará a “El mayor” y a su acompañante en la misión hasta los tiempos de Jesús de Nazaret.

Tras leer “Estoy bien” (último libro publicado por J. J. Benítez), que me encantó, empecé con muchas ganas y curiosidad por otras obras del autor “Caballo de Troya”.

¿Por qué este. Precisamente? - os preguntaréis.

Elegí este porque, en su momento, tuvo mucha fama y causó tal revuelo que diversos sectores se cabrearon con el libro. Uno de estos sectores, como no, fue la iglesia católica. Y es que a mí, señoras y señores, todo lo que sea cabrear a esos, me llama mucho la atención. Por otra parte, me gusta ver la clase de chorradas que les hace poner el grito en el cielo a los integrantes de la cúpula de la iglesia. “Caballo de Troya” lo consiguió a las mil maravillas.

Una vez expuestas mis razones, empiezo a hablar del libro en sí.

Dentro del primer volumen de esta saga, compuesta por diez libros en total, podríamos decir, sin temor a equívoco, que contiene dos partes bien diferenciadas.

En la primera parte del libro, (la más corta), J.J. Benítez nos narra cómo consigue llegar a la información que, más adelante, detalla con pelos y señales.

Me atrevería a decir que me recordó a la manera de escribir que tienen autores como Dan Brown o Matilde Asensi.

Los que lo hayáis leído posiblemente penséis lo mismo. Seguro que sí. Porque, mientras yo leía esta parte, no podía evitar visualizar a Tom Hanks interpretando a Bobert Langdon escapando por la parte trasera de un hotel para que no lo atrape el F.B.I, (por poner un ejemplo).

Hasta ese punto, la trama puede resultar creíble. Ya que, con mucho acierto, J.J. Benítez se posiciona en el lugar del personaje protagonista de la trama y se rodea de personajes reales como Jaime Peñafiel o los mismos reyes de España.

La segunda parte diferenciada arranca cuando, supuestamente, J.J. Benítez empieza a transcribir el manuscrito que ha llegado a sus manos.

Y aquí es donde todo cambia. El ritmo trepidante del principio se torna lento y pausado desde que el protagonista ya no es el propio Benítez, sino que lo es “El mayor”. Deteniéndose en cada detalle. Tanto es así que, para no dejarte nada en absoluto, te explica los pormenores científicos del supuesto proyecto secreto. Materiales y motores de la máquina del tiempo, materiales con los que se confeccionan las prendas de vestir que van a usar durante la misión en el Jerusalém del pasado, etc, etc.

Y, amigos/as de la blogosfera. Si hay algo que me aburrió sobremanera en esta segunda parte del primer volumen de la saga “Caballo de Troya”, fue la extensa explicación de cómo conseguirían ir al pasado estas dos personas.

Inentendible.

Lento.

Demasiados datos incomprensibles para los pobres mortales, que no es que seamos científicos de alto nivel.

¡Que me duermo, señor Benítez! Avance un poco más rapido que, como podrá entender, en verano hace mucho calor y se suda. Y además, si te aburres, te duermes.

El caso es que, después de tanto rodeo, llegamos al momento deseado. El salto en el tiempo hacia la Jerusalém de Jesucristo.

Las descripciones pormenorizadas siguen. Pero ahora, son interesantes e importantes para poder meterte de lleno en la historia, conocer el modo de vida de aquella gente y las razones que tenían para hacer lo que hacían.

Conoceremos a un Lázaro servicial y encantador ya resucitado y a sus hermanas. Y como no, conoceremos a un Jesús, muy distinto al que pinta la iglesia, que nos cuenta otra versión de su vida. Que no es, precisamente, la que nos dicen los curas. (Aquí tenemos la razón de por qué los de la sotana se cabrearon de lo lindo)....

Es una historia de ficción muy bien tramada (bajo mi punto de vista), que tiene sus grandes altibajos. Pero... es que... Hay una parte, en el monte de los olivos, donde baja un extraterrestre a hablar con Jesucristo. Y esto, no se a vosotros, pero a mí me sobrepasa. Si es que, en el libro, además de ponerme a un extraterrestre a hablar con Jesucristo, me lo visten de plateado y botas doradas. Es decir: Un extraterrestre ochentero. ¡Pero bueno! Que ridículas pintas para un ser que, se supone, está mucho más avanzado que nosotros.

A pesar de estos pequeños detalles e idas de pinza (como se suele decir), es un libro bien trabajado. Tanto, que hay personas que creen que lo que cuenta el libro es verdad.

Unos odian este libro y lo tiran por tierra porque dicen que Benítez intentó hacerlo pasar por una historia real. Otros adoran a este libro porque se creen todo lo que se cuenta en él. Otros odian más este libro porque no se puede demostrar si es verdad o mentira. Yo tengo mi "teoría" para demostrar que es ficción. Una buena historia de ficción.

Si todo eso fuera verdad, ¿Por qué no sale ninguna mención en cuadros, escritos o en algún lugar? Porque, si uno se va al pasado con Jesucristo y se hace tan inseparable de él como los apóstoles y los evangelios no se escribieron hasta 100 o 200 años después de la muerte de Jesús...¿No se supone que debería haber una mención a Jasón el griego, que es como se hace llamar “El mayor” en la Jerusalén de los tiempos de Jesucristo?

Una cosa está clara. Un buen escritor puede hacer que creas que su historia es real.

¿No se debatió hace poco sobre la veracidad de algo inventado como el código da Vinci?

Lo odies o no, he de decir que este es un buen libro. Ya que fue capaz de levantar debates y logró que la gente leyera más por un tiempo.